Recordaré cada detalle de los días en que nacieron mis dos hijos
Han sido los dos días más bonitos de mi vida
Después del sufrimiento, se te pasa todo cuando ves su cara por primera vez
Es un momento único
Aún así…
Tu vida se pone patas arriba,
Ahora un bebé depende de ti al 100%
sientes una colección de emociones
E intentas encajar piezas como si de un puzzle se tratara
y entonces…
Me olvidé de mi misma por una temporada,
Discutía con mi pareja cuando antes no pasaba casi nunca
Intentaba aplicar, sin mucho éxito, todas esas herramientas que leía de crianza respetuosa
Y me sentía frustrada cada dos por tres porque no avanzaba lo que quería en mi trabajo
Solo así…
Aplicando nuevos hábitos, probando mil herramientas, metiendo la pata día sí día también, llegué a algunas conclusiones.
Te cuento…
Me empecé a ver como proceso, como una vida en continuo aprendizaje.
Esto me bajó esa sensación de autoexigencia y perfección, a la vez que era más realista.
Empecé a estar en el momento presente, a disfrutar al 100% cuando estaba con mi hijo, con mi pareja o conmigo misma, sin pensar en lo que tenía que hacer después
Y a eliminar expectativas cuando no dependía de mí, porque esto solo me producía frustración.
Y fue así cómo…
Pude agrupar en tres áreas, hábitos y herramientas, que al trabajarlas, me han llevado al equilibrio que siento ahora.
Estas son:
- Equilibrio profesional:
Incluyendo organización con eficacia, gestión emocional y fulminando distracciones. - Equilibrio personal:
Integrándote en la ecuación. Cuando volvemos a formar parte de nuestra propia vida y volvemos a ser las protagonistas, nos va a generar mucho bienestar. - Equilibrio familiar:
Ya que conseguir formar un equipo con tu pareja en el caso de que se pueda y llevar una crianza respetuosa con nuestros hijos nos va a ofrecer un ambiente en casa mucho más equilibrado.
No fue fácil, y quizás lo más difícil es mantener este equilibrio, aún así, esto me generó encontrar bienestar conmigo misma, con mi pareja y con mis hijos.
Y lo más importante de todo….
Aprendí a ser flexible y a permitirme mis momentos grises.
Hay días que puedo activar el modo supervivencia y no pasa nada.
Hay días que no está todo organizado como me gustaría y no pasa nada.
Y hay días que no estoy de ánimos y no pasa nada.
Yo decidí que esto me pasara solo algunos días aislados y no estar viviendo a diario en modo automático, apagando fuegos, que no me dé la vida y vivir sintiéndome culpable por todo.
Y tú, ¿cómo decides vivir?